Tomado de Matria. Servicio de Comunicación con enfoque de género y contra la violencia machista.
Será por la danza, por el teatro o por los bailes caseros del abuelo. Será por Guanabacoa o por La Habana toda. Quizá incluso por aquel «no estudiarás en el ISA», pero «esta cubana va a ser artista», como le ripostaba Lucía Rivera a su madre. Entre presentaciones, danza y cursos de modelaje, la licenciatura en Geografía competía por un sitio en su futuro profesional, pero tuvo que escoger.
Esta historia no va de espacios seguros, de empleo a largo plazo y estabilidad profesional. Lucía eligió el riesgo y la sorpresa, eligió la magia. «Fui bailarina en un sitio y dentro del show había un mago que necesitaba una asistente. Al hacer magia por primera vez, me enamoré de ella».
A Lucía Rivera no le interesaban las artes circenses por el peligro de algunas representaciones. Con la magia tuvo un primer encuentro frustrante como espectadora. Le molestaba no saber cómo se realizaban los trucos.
Bailar y actuar fueron sus motivaciones artísticas mientras estudiaba en la Universidad de La Habana. Pero aquel instante en el que participó como asistente de magia fue fundamental. «Fue hacer el primer truco de magia delante del público y ver la ilusión en los rostros de las personas, y listo… fue amor al primer encuentro».
La magia ha sido territorio de hombres por mucho tiempo. Las mujeres en la magia han sido sobre todo muñecas, ayudantes que levitan, o un ser humano cortado a la mitad. El mago posa, desde su superioridad y brilla mientras «la asistente» es objeto de la ilusión. «Una de las profesiones más ingratas que hay es ser asistente de un mago. Porque estás metida dentro de una caja, con espadas por todos los sitios, o en diferentes trucos, y luego el niño dice: uy, el mago es el que la cortó en dos».
No se trata solamente de condiciones físicas o entrenamiento, sino de actitud e iniciativa en el escenario. La asistente también conecta con el público. «La partenaire no puede ser cualquiera, el mago no puede elegir a cualquier chica. La partenaire puede elevar el nivel del espectáculo o incluso te puede arruinar el número en la escena. Si no está lista en tiempo, si no está atenta y no tiene chispa, te puede destrozar el número. No es tan sencillo como meterte a una caja de magia y aparecer».
Para Lucía Rivera el quick-change (cambio rápido de vestuario) representa ese momento en el que pasó a ser el centro de atención dentro del espectáculo. «Yo he estado en las dos partes y entiendo la importancia de ambas, una tiene más reconocimiento público, pero no por ello una es más importante que la otra».
ENSAYOS SECRETOS, UNA PENTIUM 4 Y CONFETI CRIOLLO
—Anoche venía con una borrachera que me pareció ver cómo te cambiabas de ropa en la calle en un segundo, imagínate cómo estaba —le contaba a Lucía el novio de una amiga de toda la vida. Fueron los tiempos de vender una computadora con el microprocesador de moda, el Pentium 4, para financiar su primer espectáculo junto a Sixto Rodríguez; de ensayar en la madrugada cuando nadie pudiera verlos para conservar el secreto del truco.
Completaron aquellos primeros vestuarios con un trozo de cortina porque la tela no alcanzó, y las viejas cintas de video trituradas fueron el confeti. Al amigo lo dejó con la certeza de que venía muy pasado de tragos. Formaba parte de la ilusión.
Pero no fue suficiente. Lucía Rivera relata en otras entrevistas que aquel primer número no estaba listo, que volvieron a empezar. Para completar el diseño y la efectividad de una presentación en la que ella se cambia de ropa en dos segundos hasta once veces, hay que trabajar mucho. Sus primeras presentaciones de quick-change en 2010 fueron un verdadero entrenamiento para lo que vendría después, pero nada de aquello se conservó.
Para competir a nivel internacional tendrían que complejizar el número, sus decorados y la puesta en escena. «Me gusta quedarme con lo bueno, ha sido un camino muy largo. Muchas cosas han pasado y realmente las alegrías que me ha traído mi carrera no se pueden comparar jamás con lo negativo. Por eso siempre lo cuento así con alegría, porque ha sido una experiencia muy buena».
«No es tan sencillo como meterte a una caja de magia y aparecer»
El año 2015 fue definitivo. Participaron en los circuitos circenses y de espectáculos más importantes de Asia y Europa. «Es que a veces ni te lo crees. Nuestro mánager nos ayudó a romper esa burbuja en la que estábamos y nos dimos a conocer. Fue como una bola de nieve que crecía más y más».
El número de quick-change de Sixto y Lucía formó parte de espectáculos de importantes compañías en Asia. Se presentaron en China, Japón, Taiwán, Malasia, Filipinas y Brunéi. En Europa se dieron a conocer en Rusia, España y en Francia, donde llegaron a participar en Le plus grand cabaret du monde (El cabaret más grande del mundo), un programa de televisión que ha sido referencia en el mundo de la magia.
Los escenarios de América Latina también forman parte de este currículum, así como los premios. Entre ellos, el de la International Magicians Society (IMS) por considerarlo el Mejor Acto de Cambio Rápido del Mundo.
Su participación en Americaʼs Got Talent, en Los Ángeles en 2018, representó otro momento de esplendor gracias a la visibilidad que esta plataforma televisiva les ofreció.
Pero también ha sido un camino de renuncias y esperas. «Por suerte, no he parado de trabajar y he podido conocer muchísimos países gracias a mi trabajo. Pero he pasado muchos días de las madres, de los padres, navidades y cumpleaños muy lejos, y añoras estar cerca de los tuyos».
Para Lucía no ha sido diferente que para otras tantas mujeres. La eterna elección entre la profesión y la maternidad no es una ilusión, y tampoco se resuelve por arte de magia. Lucía lo menciona cuando le pregunto por aquello a lo que ha renunciado durante estos diez años intensos de carrera en el mundo de la magia.
«Para mí la principal renuncia ha sido el posponer ser madre. Imagínate que has firmado contratos con uno o dos años de antelación y te siguen llegando oportunidades y no las quieres desaprovechar.
Pero cuando te suena el reloj biológico, y te descubres delante de una vidriera viendo ropa de bebé en lugar de mirar tacones, te preguntas si habrá un momento bueno para tener hijos. Si sencillamente tendrás que renunciar a trabajar un tiempo para priorizar tu vida personal».
«La vida me ha cambiado, pude aprender muchísimo sobre circo, magia, producción de shows, cultura de otros países. Hoy día trabajo también en producción de espectáculos y lo aplico. Es un aprendizaje constante».
Actualmente, Lucía Rivera desarrolla su carrera junto a su esposo como asistente y también como productora de espectáculos de cabaret, de circo y de magia. El quick-change forma parte de un contexto nuevo en su carrera. «En todos estos años he tenido que aprender a coser los vestuarios y nuevas técnicas para el espectáculo.
Es por eso que cuando me llamaron de El Hormiguero y me dijeron que querían que su figura Pilar Rubio protagonizara un número de quick-change, me tocó producirlo, hacer los vestuarios y además actuar a su lado».
El Hormiguero, otra exitosa producción de la televisión en España, se transmite en la cadena Antena 3 de lunes a jueves en el horario de la noche con altos registros de audiencia. Lucía se responsabilizó con el éxito del número en directo, sin fallos y adaptado para el formato televisivo con una modelo y presentadora, algo que nunca antes había hecho. «Ese fue el reto, que la mayor parte del espectáculo estuviera en nuestras manos pero que el público no se diera cuenta de ello».
Por supuesto, tuvo repercusión en las redes sociales y en los medios de comunicación, pero muchos nos quedamos con ganas de ver más a Lucía durante el show. «Mucha gente me lo dijo, pero el reto consistía en eso, en asesorarla a ella. De hecho, quisieron que actuáramos juntas, lo cual ocurre muy pocas veces… Fue un regalo estar en El Hormiguero porque me ha dado una visibilidad inmensa».
«Para mí la principal renuncia ha sido el posponer ser madre»
Lucía Rivera ha continuado trabajando desde que en 2019 decidiera dejar de hacer el número de quick-change que la dio a conocer. El trabajo en los grandes circuitos de magia y arte circense ha supuesto desafíos y éxitos profesionales, pero para Lucía ha llegado el momento de su quick-change personal.
«En un momento determinado decidí terminar mi acto de quick-change para priorizar mi vida personal. Tuve que dejar de hacerlo para poder vivir de forma estable en España con mi esposo. No significa que nunca más vaya a hacer quick-change, o que en el futuro no tenga otro número».
– ¿Echas de menos ser el centro de atención?
– Fui tanto el centro de atención que cuando llegué a esta ciudad donde nadie me conocía, incluso lo disfruté, claro que cuando me subo a un escenario, ese tiempo es el mío. Pero he encontrado aquí una ciudad con mar que me encanta. Me siento tan feliz. Tengo un hogar en el que me siento muy a gusto.
Guanabacoa, La Habana y Cuba representan otro escenario necesario al que Lucía Rivera no renuncia. Pero no para actuar, me dice, «sino para ser yo misma, para arrancar mangos desde la ventana del cuarto, disfrutar de los aguacates del patio, ver correr de un lado al otro del jardín al perrito Popi. Sentarnos en el sofá que se mece del portal y hablar con mis padres mientras mi madre me hace las mismas cosquillitas en los brazos que le pido desde niña. Mientras los vecinos de siempre van pasando y a gritos nos saludamos, como siempre».
Tomado de Matria. Servicio de Comunicación con enfoque de género y contra la violencia machista.
Imágenes utiizadas. Perfil de Facebook Lucía Rivera
Mujer, cubana y periodista. En ese orden está bien. Licenciada en Comunicación Social por la Universidad de La Habana. Realizadora de audiovisuales con experiencia en Televisión. No concibo contar historias sin imágenes, así vivo, en imagen y sonido.
Emigrar hacia España, concretamente hacia Gran Canaria, ha sido un punto y aparte en mi vida profesional y personal. La experiencia vital que representa “volver a comenzar” ha reorganizado mis expectativas y mi manera de entender al periodismo. L&B Actual es un resumen de todo aquello que aprendí; y de mi constante curiosidad por el mundo en el que vivo. Este viaje es fascinante y a estas alturas yo podría ser de cualquier sitio.